El Testimonio de Dios en Nuestro Mundo Subjetivo.
Es fácil reconocer que dentro del fuego de nuestro corazón ahí también tenemos un testimonio de Dios. Es decir, en nuestros pensamientos subjetivos. Dice la Palabra de Dios:
Salmo 139:7-12
A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
9 Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
10 Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Esto significa que a donde quiera que el hombre se vuelque, ahí estara siempre siendo confrontado con la realidad de la presencia de Dios. No Podemos escapar de esta gran realidad, al fin y al cabo, vivimos en su mundo y somos sus criaturas, no podemos escapar de Aquel que llena los cielos y la tierra.
Y es precisamente nuestra percepción de Dios de manera inconsciente y de manera consciente lo que hace que el hombre tienda a ser una criatura religiosa. Jesucristo nos hizo un análisis de las necesidades del hombre cuando dijo: Mateo 4:4: “El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
En otras palabras, todo hombre tiene necesidades intrínsecas propias de nuestra naturaleza que van mucho más allá de las cosas ordinarias de la vida normal incluyendo las comidas las bebidas y las fiestas. Es decir, que existe entre nosotros un deseo interno que busca satisfacerse de cosas mayores y mejores, y esa es nuestra consciencia y nuestro corazón dejándonos saber de la necesidad que tenemos de Dios.
Lo que sucede es que el hombre en su estado natural lejos de Dios en sus pecados seguimos en nuestro propio egoísmo, es decir, viviendo vidas centradas en nosotros mismos. El hombre en ese estado busca de alguna manera tener una relación con “Dios”, y como no la tiene, se crea para si mismo un sistema spiritual. Que imite y que trate de ayudarnos en nuestra búsqueda por Dios. No es que el hombre en su estado natural ande en busca de Dios per se, sino que está respondiendo a los dictámenes de su consciencia que nos dice que hay un Creador y que nos debemos a Él.
Al no tener una relación con el Creador, luego entonces creamos religiones de manera natural. Las religiones nacen en el corazón del hombre y van desde abajo hacia arriba. El hombre se inventa un sistema espiritual en algunos casos, sencillo, pero en otros son sistemas muy sofisticados de espiritualidad y religiosidad. Cada componente de las religiones son como si fueran peldaño en una escalera existencial. Un sacrificio, una peregrinación, una abnegación, una narrativa una figura central etc. Es como nuestra torre de babel en la cual el hombre es su propio arquitecto y constructor utilizando nuestra propia materia prima, nuestra imaginación, en la construcción de estos sistemas espirituales.
Pero el evangelio nace en el corazón de Dios. Y se trata de Dios viniendo desde arriba hacia abajo. Viniendo a nosotros para tener una reconciliación con nosotros al costo de un solo sacrificio, el sacrificio de su Hijo Jesucristo.
El Hombre inventa las Religiones en un Intento por Llenar el Vacio de Dios en Nuestras Vidas.
Pero cuando el hombre no tiene esta relación con Dios por eso surgen todas estas religiones. Como enseno Juan Calvino en la Institución de la Religión Cristiana: “El corazón del hombre es una perpetua fábrica de ídolos”. Es decir, de religiones, el hombre tratando de substituir a Dios con su dios, o dioses.
Es importante recordar en este punto que el mensaje de la Biblia al respecto es que problema de Israel nunca fue al ateísmo, sino más bien la idolatría, es decir las religiones de otros pueblos. El gran peligro de la vida espiritual del hombre no consiste en la tendencia del hombre de esterilizarse a sí mismo de todo deseo o de expresión religiosa. Sino más bien en la tendencia del hombre en actuar en sus inclinaciones religiosas, pero en sentido opuesto hacia Dios. Hacia la idolatría.
Como lo dijo san Agustín en sus Confesiones: “Mi corazón está sin descanso hasta que encuentre su descanso en ti Señor”.
Existe un testimonio de Dios fuera de nosotros mismo, el mundo y en la naturaleza. Pero también existe un testimonio de Dios interno en nosotros, es decir, en nuestra propia consciencia y en nuestro corazón. Ahora bien, el problema es: ¿Si es esto es así, porque es que el hombre, en su mayoría, no tiene una relación con Dios? Y cuando la Palabra de Dios llega a él, ¿porque que rechaza a Dios?
Y Por que el Hombre no Viene a Dios para tener Una Relacion con El ?
La respuesta es que el hombre es una criatura caída en el pecado, y por lo tanto todas las esferas de nuestro ser están afectadas por el pecado. El hombre, aunque sabe que Dios es real, en el fondo la presencia del pecado en nosotros nos hace también despreciar a Dios. Nuestra naturaleza humana caída en el pecado siente también un desprecio por Dios la rebeldía en el corazón del hombre.
Romanos 8:7
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;”
Romanos 1:18 nos dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;”
Los seres humanos tenemos la capacidad de suprimir, negar anestesiar y silenciar todo el testimonio de Dios en nosotros. Esa inclinación hacia Dios que tenemos de manera natural es debido al libre albedrio. Es decir que escogemos suprimir y negar la luz de Dios interna en nosotros.
De hecho, esto es una de las injusticias mas grande que el hombre se pueda hacer a sí mismo. Uno mismo se hiere cuando uno decide ignorar el testimonio de Dios en nosotros.
Muchas personas que son ateas, no lo son debido a razones filosóficas, sino por razones prácticas. El aceptar al Dios de la Biblia quiere decir que las personas tienen que cambiar su estilo de vida egoísta y pecaminoso. Pero acerca de esta disposición del hombre la Biblia dice lo siguiente:
Juan 3:19
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”
Nosotros amamos nuestros pecados mas de lo que amamos a Dios, y estamos dispuestos a sacrificarlo todo por tal de seguir en el disfrute instantáneo que nos brinda las tinieblas.
Dios se Revela a Nosotros de Manera Personal en la Persona y la Obra de Jesucristo.
Como había dicho anteriormente, el evangelio nace en el corazón de Dios y es Dios viniendo a nosotros y encontrarnos a nosotros. Y en el evangelio, Dios no se encuentra con nosotros meramente en nuestro mundo subjetivo, sino de una manera mucho mas directa y concreta. Dios se hace presente en nuestra humanidad, en una persona, en la persona y ministerio de Jesucristo.
2 Corintios 5:18-19.
“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Las buenas nuevas, el evangelio no solamente es una declaración: “Dios vino a este mundo, en Jesucristo y nos reconcilia con El en Jesucristo” Esto es solamente una declaración, una afirmación.
Pero el evangelio es también una invitación. La invitación hecha por Dios mismo, Dios nos llama a que lo encontremos a El en Jesucristo. A que vengamos a El en Jesucristo y tengamos una reconciliación con El por medio y en Jesucristo.
Confiar en Cristo es confiar en Dios, dejarse guiar por Cristo es dejarse guiar por Dios. No vamos a encontrar a Dios fuera de y aparte de Jesucristo. En cuanto a esto en ocasiones hacemos lo que hacían las mujeres cuando fueron a la tumba a buscar a Cristo pero ya el no estaba entre los muertos, El estaba entre los vivos. “Porque buscáis entre los muertos al que vive “ Lucas 24:5.
Pero ahora, Dios nos dice lo siguiente:
Hebreos 1:1-4
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”
Dios está en Cristo no meramente como un testimonio, sino en su presencia real, personal y directa. Nada es mas exacto a Dios que Cristo y ahí es donde Dios nos llama a que nos encontremos con El.
Es en Cristo donde también se cumplen todos los deseos nuestros que tenemos por el Creador o por una espiritualidad genuina. La presencia del deseo espiritual o por religiosidad en el hombre esta correcta en dos maneras. Primero, en que no se conforma con si mismo, sino que busca algo más allá de nosotros mismos. Y segundo, porque esta relación con Dios si que es posible y ese deseo Dios nos lo cumple en Jesús.
La Biblia nos dice que el hombre + Jesucristo = Todo.
Colocenses 2:8-10
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.”
Conclusion:
La clave es Jesucristo. ¿Por que el hombre es un ser religioso? porque el Hombre tiene un conocimiento básico de Dios, que no es exhaustivo pero que nos deja sin excusa y nos hace querer buscar de aquello que nos trasciende y está por encima de nosotros. Y como no tenemos una relación con Dios en nuestro estado natural lejos de Dios, creamos religiones para canalizar y llenar esas necesidades existenciales.
Pero la pregunta es ¿Ha tomado ud la decisión de acudir al llamado de Dios en Cristo? Esto es más que una oración, es una decisión personal que se expresa en una oración a Dios y en hechos que la comprueban.
¿Y cómo se responde al llamado de Dios en Cristo? Se responde de dos maneras, con arrepentimiento y fe. ¿Que es el arrepentimiento? El arrepentimiento es una mirada hacia adentro. Es el hombre mirando nuestro corazón y poniéndonos de acuerdo con Dios en que somos pecadores y que tenemos necesidad de perdón divino. La fe es una mirada hacia afuera, hacia la cruz de Cristo, hacia el Hijo de dios, y ahí también nos ponemos de acuerdo con Dios. Y le decimos Señor, yo necesito el sacrificio de Cristo en mi favor y en mi lugar, yo creo en tu Hijo quien solo tiene poder para limpiarme y salvarme, yo confió en Jesucristo! Como dice el antiguo canto cristiano: “Solamente en Cristo, Solamente en El, la salvación se encuentra en el, no hay otro nombre dado a los hombres solamente en Cristo, solamente en El.”
Toma la decisión de venir a Jesucristo hoy!
Pastor: Alberto Guzman
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